Sabed que estoy con
vos señora, castillos encubran a veces vuestra mirada, soldados con lanzas
atacan la cercanía de mis pasos a vuestra estancia. Andaré por el camino de
tierra y polvo pues para mi hidalguía solo esos suelos son permisivos. A la luz
del nuevo día intentaré raptaros en hombros y espadas si así Dios nuestro señor
lo dictara. En la orilla del río a mil millas del otro lado del bosque yo os
besaría sin más pues antes leer vuestros labios tesoro para cualquier hombre
mundano.
Escrita por Andrés Alejandro García Caro
Esta me gusta especialmente, milord.
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