“Corazón ciego”
Su dulce luz roja se quedaba sin llama,
Yo la oía llorar pero nadie más la escuchaba,
Seguía y seguía llorando hasta que se desvaneció por si sola,
Vinieron entonces las tinieblas y la luz ya no llegaba,
Todo continuaba tranquilo sin embargo ya no se veía nada,
Porque el oscurecimiento había ganado la batalla.
*Escrito por Andrés Alejandro García Caro en Lorca (España).
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